jueves, 31 de marzo de 2011

Obra correspondiente al tercer ciclo del Teatro y la Historia de la Comedia de la Provincia de Bs. As.

El Teatro y la Historia

Duilio Lanzoni fue seleccionado como director durante 2010 en la Región de los Vientos, zona cultural a la que pertenece Bolívar, para llevar adelante una nueva propuesta del ciclo histórico provincial que abarca temáticas sucedidas entre 1810 y 1852 en la historia nacional y de la que ha formado parte Los Perros del Olvido. En principio le fue asignado un texto que, por motivos técnicos y reglamentarios, fue descartado, por tal motivo se le encargó al propio director la escritura de uno nuevo. Con el historiador Marcelo Valko se eligió el tema de la muerte de Martín Miguel de Güemes tal lo que aborda La Gangrena.

Güemes gobernó Salta entre 1814 y 1821, cuando es asesinado por una partida realista en complot con comerciantes salteños. Asumió la función pública a los 29 años y murió a los 36. Previo a eso fue un destacado militar y patriota que con solo 16 años combatió en las invasiones inglesas, registrando el inefable episodio de haber abordado un barco a caballo, aprovechando una bajante del Río de la Plata.

Siguiendo una idea de Dorrego y las órdenes de San Martín, Güemes instaló en Salta una barrera infranqueable para los españoles que querían reconquistar sus antiguos dominios ingresando por el Alto Perú. Con sus Gauchos Infernales organizó una guerra de guerrillas (método estudiado, a partir de esa experiencia, aún hoy en todas las academias militares del mundo) que detuvo cuanto invasión se organizó, utilizando muy pocos soldados.

Pero su forma de gobernar, privilegiando a los desclasados, collas, mestizos, esclavos libertos-que formaban parte de su tropa- su política de cederles tierras e igualarlos en derechos con la elite salteña, provocó que permanentemente esta clase quisiera derrocarlo. La historia discute aún si Güemes tenía hemofilia y si era gangoso, aunque todo parece indicar que solo fueron chismes echados a correr por sus enemigos.

El relato que aborda el grupo sucede al día siguiente de la muerte del patriota, cuando –en la casa de un comerciante salteño, tres mercaderes se juntan a hablar de lo sucedido.


JOSE ARRECHEA: Leandro Galaz; GABRIEL DE MONTEROS: Alejandro Leopardo; EUSTAQUIO MAURIN: Horacio Zárate.

Iluminación: Diego Lanzoni; Vestuario: Marta Marrese; Escenografía: Luis Montoya; Truca escénica: Santos Vega; Asistente: Patricia Giles; Sonido, Puesta en Escena y Dirección: Duilio Lanzoni.









PRENSA

LA MUERTE DE GÜEMES DESDE LA MIRADA DE ARTECON

Sin lugar para los tibios

fuente: Diario La MAÑANA de Bolívar

en Información General

07/03/2011

Con La Gangrena, es la segunda vez que Artecon participa del ciclo El Teatro y la historia; en este caso fue elegido como director pero, como resultaba inviable la realización de la obra que le tocaba dirigir, la comedia le pidió a Duilio Lanzoni que escriba él mismo una pieza. De esta manera, con escasos tiempos, se gestó la obra que fue estrenada el sábado en El taller, escrita y dirigida por Lanzoni, a sala colmada (hubo que agregar filas de sillas).

En escena tres personajes, comerciantes de la Salta de 1875, que ponen en juego las diferentes reacciones que provocó el asesinato de Martín Miguel de Güemes, el caudillo
"gangoso y hemofílico" o el "héroe de la Guerra Gaucha". En un espacio en el que "no hay lugares para tibios", el conflicto se desata precisamente entre uno de los conspiradores contra la vida del salteño y dos sujetos que irán demostrando su afinidad con él, conforme transcurre la obra.
Arrechea (Leandro Galaz), insiste en brindar por la muerte del tirano, se burla de las características físicas que sus detractores le adjudican y se muestra eufórico. Junto a él, Gabriel de Monteros (Alejandro Leopardo) y Eustaquio Maurín (Horacio Zárate), lo observan, miden sus palabras, explican con gestos que "la procesión va por dentro", en el caso de don Gabriel o le refutan los dichos, en el de Eustaquio.
Las caretas caen ruidosamente y en ese caer de fachadas hay marcas actuales; las huellas de la historia vuelven a ser transitadas en el festejo de las muertes por parte de los unos y en el dolor manifiesto de los otros.

En la mirada que ofrece Lanzoni, se despeja un Güemes fuera de las piedras monumentales, para acercarse al sujeto cierto que encarna una de las formas de país posible y al mismo tiempo se desnuda la otra variable. De ahí la ineludible continuidad histórica, que hasta estos días propone al menos dos formas de tomar posición a ese respecto.
La Gangrena ubica a Güemes en la línea de los "más grandes de la causa americana", en un claro posicionamiento ideológico que en tiempos de no lugar para los tibios, revoluciona por lo contundente.
En las composiciones, se destaca el personaje que encarna Leopardo, quien tiene que hacerse cargo de construir a don Gabriel apoyado en los gestos, durante gran parte de la obra. Logra que su rostro hable y diga a las claras de la angustia que sobrelleva. Por su parte, Zárate es un mestizo (humilde en sus formas), muy acabado, verosímil, y Galaz se pone el texto al hombro de manera que la pieza no caiga en dramatismo e incluso es quien dibuja el paso de comedia, cuando imita "al gangoso".

En todo, la puesta es compacta a pesar de que el texto (generoso en líneas) haga temer que en algún momento el conflicto se diluya o que haga aguas. En ningún momento se advierte el tiempo corto de trabajo, en todo caso, mérito de un grupo afiatado a partir de su labor constante.
La sala El taller estalló en aplausos al final y despidió a los actores de pie. Fue un gran estímulo para lo que se viene, que son varias presentaciones en diferentes ciudades del interior provincial, en las que llevarán esta mirada de un bolivarense, sobre la historia y su devenir, con el teatro como caja de herramientas.

Daniela Roldán

MARCELO DEMARCHI, EN EL ESTRENO DE LA GANGRENA

«La obra no tiene fisuras en ningún lado»

fuente: Diario La MAÑANA de Bolívar

en Información General

08/03/2011

En el estreno de La Gangrena (Sala El Taller, sábado 5 de marzo) estuvo el director artístico de la Comedia de la Provincia de Buenos Aires, Marcelo Demarchi, para quien la obra escrita y dirigida por Duilio Lanzoni rescata lo esencial de la propuesta del Teatro y la Historia.

La sala se iba despoblando lentamente, entre risas y comentarios elogiosos acerca de la obra, con saludos de amigos que quizás se habían visto por última vez esa misma mañana. Demarchi conversaba con el Mono Alabart en la vereda. "Es una alegría enorme haberme encontrado con el Mono", dirá el director artístico de la comedia, unos minutos más tarde, en diálogo con La Mañana.
Esta es la tercera temporada de El teatro y la historia, para un equipo de trabajo que en la actualidad integran Lito Cruz (director ejecutivo del Consejo Provincial del Teatro Independiente y mentor del Programa), Ciro Colli, (director general de la Comedia de la Provincia de Buenos Aires) Daniel Feijóo (director de montaje técnico) y el propio Demarchi como director artístico. La propuesta encarada desde el gobierno provincial tiende a rescatar los relatos históricos desde diferentes puntos de vista e invita a la toma de posiciones, como sucede en La Gangrena.

No le pido que haga una crítica de lo que acaba de ver, pero sí un comentario respecto de La Gangrena…
-No tengo problemas en hacer una crítica, porque a uno no le cuesta hablar cuando es un buen producto, como en este caso. Me parece que tienen entre las manos un producto adecuado a lo que es este programa, que es el teatro en la historia, que justamente se trata de recuperar las bases del teatro popular a partir de recuperar la propia historia. Recuperarla a partir del relato, que puede ser ficcionado o no y me parece que esta obra está posicionada en ese lugar. Muy bien dirigida, con un grupo que lleva muchos años de trabajo, con actores sólidos. Una obra difícil, con un texto complejo en el decir, de mucho texto y a la que sostienen muy bien; por otro lado, el público demostró su aprobación con el aplauso final. Realmente me parece que la obra no tiene fisuras en ningún lado.
El ciclo comenzó en 2009 como esperando el bicentenario, sin embargo continúa y a fines de año será la temporada 2011/2012. ¿Con qué tiene que ver esa continuidad?
- Nos parece que es interesante reflexionar sobre nuestra propia historia en dos sentidos: la historia rescatada y la historia que hace por ejemplo este grupo acá en Bolívar con 30 años de vida, que toman la historia ficcionada y hacen su propio relato.
¿Todas las obras toman elementos, aspectos, que no tienen que ver con la historiografía oficial?
-Sí, en realidad hay de todo. En la primera etapa (del programa) yo no era director artístico de la comedia y me tocó dirigir una obra que se llamaba "El maltrato", en la que un miliciano (criollo mestizo), que servía primero a Cisneros y después a Moreno; era un hecho ficcional pero en el que había una fuerte ideología de parte de los actores. Para un lado o para otro hay obras que han tomado un punto de vista de lectura crítica de la historia.
¿En ese sentido, qué Güemes nos queda a partir de ver La Gangrena?
-Creo que nos queda un Güemes que hace continuidad con otros personajes de la historia, hasta la historia reciente. De hecho cayeron en la historia muchos compañeros. Yo soy nacido en La Plata, pertenezco a la generación de La Noche de los Lápices y desde ese punto de vista, reinvidico totalmente esa posición (la del Güemes de la obra). Cuando veía a Güemes es como que pensaba en la cantidad de compañeros míos que dieron la vida en la historia. Quiero ser claro en mi concepto: creo que hasta el ex presidente (Néstor Kirchner), de otra manera, pero también dio la vida. De modo que hay una continuidad histórica, luego uno puede pararse a mirarla desde diferentes lugares, eso es lo bueno. Hay muchas obras que fueron fuertemente cuestionadoras, hubo una en la que Rosas aparecía vestido de mujer… Siempre hay tomas de posición.
Lo interesante es que estamos en un momento en el que no hay lugar para tibiezas, en el que hay que empezar a recuperar estructuras de pensamiento, estructuras críticas. La continuidad de Güemes es clara, no sólo en las personas más conocidas, sino que los mártires son más que los que rescata la historia oficial.
¿Qué nos puede decir de los públicos de este tipo de obras?
-Creo que se logra llevar a cabo la idea que dio origen a este programa y es que el público vuelva a dimensionar al teatro en un lugar y verlo desde un punto de vista u otro, a favor o contra. También se rescata lo primordial del teatro y es que éste tiene mucho que ver con el contexto en el que se da. El teatro se resignifica en cada sala y ante cada público. A eso apunta también este proyecto: al teatro vivo, al que no es pasatista (aunque si con humor, como ocurre en pasajes de esta obra).

Marcelo Demarchi se mostró alegre y parecía a gusto en la noche del sábado. Se había encontrado con amigos como la gente de Artecon y también con el Mono Alabart, a quien lo une una parte importante de su historia. "Con él hicimos toda la escuela (superior) de teatro y el primer grupo lo armamos juntos; fuimos a hacer una obra a Necochea y nos cagamos de hambre juntos, así que fue un placer volver a encontrarlo", dijo el "Colo", en la despedida.
Daniela Roldán





fuente: Diario "El Eco" de 9 de Julio










Fuente: Diario "El 9 de julio"